En la batalla por la supremacía de la comida rápida, Plankton ha decidido tirar la toalla y comenzar un nuevo negocio de venta de baratijas y regalos de recuerdo. Incluso cambia el nombre de su tienda de El Balde de Carnada a El Baldeporium. Pero Don Cangrejo no compra el cambio ni por un segundo. Está decidido a demostrar que esto no es más que uno de los elaborados planes de Plankton para robar la fórmula de la Cangreburger.