Bob Esponja descubre que los cereales de su desayuno tienen una oferta de juguete gratis. Tras reunir las pruebas de compra necesarias, Bob Esponja envía su solicitud por correo. Pero ahora le toca la parte más difícil: esperar a que llegue el juguete. Así que Bob Esponja acampa junto a su buzón, decidido a estar presente cuando el cartero aparezca con su tesoro.